Ya desde chica se manifestaba mi atracción por lo trágico, por lo dramático, y lo expresaba en los cuentos que les hacía vivir a mis muñecas.
Mi entretenimiento favorito era jugar al velorio : les revolvía el ropero a mis abuelos hasta encontrar una caja de zapatos ( si no estaba vacía, tiraba lo que tenía adentro y la usaba igual) para poner dentro a la Barbie novia, que se había suicidado porque nadie la quería y la habían abandonado, la tapaba toda como si estuviera en un ataúd, cortaba flores y hojas del jardín para adornarle el cajón, y veía cómo su familia lloraba por ella.
Recreaba lo que quería que me pasara a mí; siempre quise morir para ver quiénes me lloraban, sin duda tan pocos que eso era lo que más me dolía
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